Apenas dieciséis años de edad
Sara y sus amigos se ganaron la confianza de los ocupantes ilegales del almacén, quienes compartieron su situación actual desde la llegada de la joven de 16 años. A pesar de que no les gustaba su comportamiento perturbador, se enfrentaron al dilema moral de expulsar a un adolescente sin opciones de vivienda. En esta situación, Sara y su círculo consideraron cuidadosamente las consecuencias, sopesando las opciones antes de decidir.